Solo


La presa de las Niñas no estaba ni a un tercio de su capacidad. Da igual, sigue siendo una vista impresionante. Ni a dos metros de mi un pato salvaje come hierbajos como si degustara una ensalada. El sol asoma timidamente a mi espalda y el café comienza a burbujear en la pequeña cafetera al fuego de la cocinilla de campaña. Me bajo de la piedra que uso como observatorio y echo azucar en la taza de plástico amarillo - mucho azucar-. Cuando me sirvo el café el pato me mira para soltar un escueto "cuacua". - Huele bien, ¿Eh?- saco el móvil y lo miro de nuevo. Las siete y media de la mañana, y sobre la hora la señal de las dos llamadas perdidas a las doce de la noche. Mis ojos vagan hacia la orilla contraria mientras enciendo un pitillo. Es extraño lo reconfortante que puede llegar a ser el frío a veces. Es como si te hiciera más consciente de los límites de tu piel. El móvil me quema en la mano, así que vuelvo a metérmelo en el bolsillo. "¿Qué me dirá?", pienso mientras apuro la taza de café.

Todo momento tiene su canción


Discover Maná!


El jueves por la noche, por fin, después de tantos años, me dejó tocarla. Todavía no sé ni como me atreví. Estuve torpe, con las manos que no parecían mías. Aún así, volver a sentir cómo se estremecía con mi contacto fue maravilloso, pero cuando intenté besarla retiró la cara. Lo entiendo. No es fácil para ella. Sigue pensando que está enamorada del otro, que es lo que quiere y lo que desea, ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en esa relación. ¿Y yo qué soy? Sólo un amigo, un desahogo, un sustento, un salvavidas. Y lo entiendo. Me lo repito una y otra vez, lo entiendo, lo entiendo, lo entiendo. No me engaño, no quiero engañarme. Ya tuve mi oportunidad, y la cagué. Sé cual es mi sitio en toda esta historia, incluso creo que, llegado el caso, no sé si sabría amarla como ella quiere que la amen. Pero eso no impide que siga levantándome por las mañanas con el olor de su pelo en mi nariz, o que durante el fin de semana me haya estado despertando por la noche mientras mis manos buscan sus pechos y su ombligo en el vacío.

"¿Qué querrá decirme?", pienso dando otro sorbo al café.

Pongo la cafetera de nuevo al fuego. El pato estira el cuello y las alas un momento para dirigirse a la orilla moviendo el rabillo como si se sacudiera algo que sólo él sabe que está ahí. Antes de meterse en el agua gira la cabeza y me observa un segundo. Extraños que se cruzan un instante con ese atisbo de comprensión. Vuelvo a mirar la pantalla del móvil. Las ocho menos cinco. Cómo he terminado aconsejándola sobre una relación con otro hombre, una relación que sé que es un desastre en potencia, algo que sé que le va a hacer daño sin remedio. Me he hecho la misma pregunta mil veces, puede que más. Lo he hecho, lo hago porque la quiero, porque quiero que sea feliz, porque, aunque esa relación ya se ha ido al carajo, ella sigue con la ilusión de que podrá reflotarla, sacarla adelante y, por mucho que me duela, es lo que quiere, lo que desea. "Ojalá lo consiga", pienso con un peso de toneladas aplastándome el corazón.

Pulso la tecla de llamada. Las ocho de la mañana de un domingo de finales de Noviembre. Contesta soñolienta mientras me viene a la cabeza la imagen de su cuerpo bajo las sábanas, el olor de su pelo, la piel de su cuello en mis labios... - He visto las llamadas de anoche, ¿Qué fue?- no sé si mi cerebro me juega una mala pasada, pero parece que se anima al escuchar mi voz, seguramente es sólo el anhelo de que sea así - Ayer logré hablar con...-, y mientras habla no puedo dejar de pensar en que yo sólo soy el pervertido, el eterno solitario, el que mira desde la orilla como un pato se aleja nadando en silencio casi sin quebrar la superficie del agua y sé que no volverá, aunque desee que esté a mi lado, apoyándome con un "cuacua" en este dolor que me parte el alma. Mientras la escucho hablar y le aconsejo que no presione al otro, que no asuste a quien quiere que le haga el amor por las noches y la haga estremecerse en mi lugar, aunque lo que deseo decirle es que lo deje todo y venga a abrazarme en esta orilla, suena en mi cabeza, al compás del frío, la canción de Maná, pero su estribillo no es "Sola", es "Solo", porque ese es mi sino, la soledad.

Yo soy... pero solo. El frío cerca mi alma, y lo peor de todo es que lo sé y no puedo hacer nada al respecto, excepto desear que el pato llegue sano y salvo a la otra orilla, aquella que nunca pisaré.

8X

Sigue leyendo, si quieres...
Colgado a las 8:06 por pervertido y guardado en | 13 tocadas de cojones »

NO a la pornografía infantil

Aquellos que me leen saben que no suelo ponerme serio, pero la ocasión lo merece. Así que no se asombren. Aunque poco más tengo que decir al respecto, más allá de lo que han expuesto blogs tan egregios como uno de los impulsores de esta iniciativa, La huella digital, o La piel desnuda. De mi cosecha diré que si bien es cierto que la profusión de pornografía infantil en la red es tremenda, y si existe es porque existe una demanda que deja pingües beneficios por ella, está claro que depende de nosotros acabar con ella. Puede que nosotros tengamos una responsabilidad mayor que otras páginas webs o blogs, porque nosotros hablamos de sexo de forma más o menos explícita y lo cierto es que nos manejamos entre las páginas web, contactos y chats de contenido sexual mejor que otros internautas. Esa capacidad para manejarnos, entrar, salir, hablar e intercambiar, impone la responsabilidad. Yo no lo olvido, y espero que aquellos que me leen tampoco.

Les dejo un copypaste de aquello que me parece importante de lo que he leído expuesto en las dos webs que les he enlazado en el párrafo anterior:

La pornografía infantil en la Red es una lacra imparable que ensucia nuestras vidas cada día. La presión policial con macroredadas no es suficiente para detener las malas prácticas de estos individuos, que actúan desde el anonimato que puede brindar la Red golpeando las vidas de cientos de niños, incluso bebés, en busca de un deseo sexual depravado y enfermizo. Por eso entre todos los internautas debemos ponernos manos a la obra y meter el máximo de ruido en el ciberespacio. El objetivo de esta blogocampaña, que arranca hoy, es que el próximo 20 de noviembre -Día Universal del Niño- cientos de blogs escribamos un post en el que aparezca la frase Pornografía infantil NO para sembrar los buscadores de Internet de severas críticas a esta vergüenza humana y social. De esta forma conseguiremos que las ciberbúsquedas de las palabras pornografía+infantil al menos golpeen las conciencias de tanto salido mental. En el post podéis colar términos de búsqueda empleados por los pederastas y pedófilos como "angels", "lolitas", "boylover", "preteens", "girllover", "childlover", "pedoboy", "boyboy", "fetishboy" o "feet boy" para llegar adonde queremos llegar.

¿Cómo denunciar?
Anotar exactamente la dirección de la web dónde hemos encontrado el supuesto contenido pornográfico infantil y transmitir la información a la Policía Nacional, la Guardia Civil o a Líneas de Denuncias Anónimas, donde no es necesario incluir datos personales de ningún tipo.

* Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional:

denuncias.pornografia.infantil@policia.es
delitos.tecnologicos@policia.es
Teléfono: 91-5822751/52/53

* Organización de Protección de la Infancia:

contacto@protegeles.com
Teléfono: 917400019

* Guardia Civil:

uco-delitoinformatico@guardiacivil.es
Teléfono:91-5146400


Es sencillo...

PORNOGRAFÍA INFANTIL, NO


8X

Sigue leyendo, si quieres...
Colgado a las 9:12 por pervertido y guardado en | 0 tocadas de cojones »